martes, 23 de octubre de 2018

Pitalito

Las calles son ahora voces de mi memoria,
sobre hombros firmes y largos pasos,
desde esa altura he visto los ocasos
con cierto aroma a paz y a melancol
ía.

Subo y bajo la pared de San Antonio, la iglesia,
me he hecho un amante de su Torre con mis brazos,
 
la vida me ha deparado innumerables casos,
pero ninguno con m
ás fortuna yo contaría.

Allá, la tarde cae y me espera,
despu
és de la noche fría y la húmeda mañana,
all
á está mi casa, hoy tan extrañada.

A mi casa en Pitalito voy si eligiera,
quiero ser enterrado y cesar en mi propia historia,
para que mi ciudad no se haga ceniza en mi memoria.
Juan P.

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