sábado, 13 de octubre de 2018

Beethoven


Te había hablado de la gran admiración que tengo por este concierto “Emperor” en especial el Adagio llamado “Un poco mosso”. El ser humano ha creado muchas cosas importantes y sorprendentes a lo largo de la historia. Puedes pensar desde la Rueda hasta el LHC, sin embargo, existe esta pieza musical que supera todo convencionalismo, no hay nada más excelso ni nada lo suficientemente exacto que defina lo más esencial y puro del ser humano. Pocas veces uno se encuentra a sí mismo en la intimidad por un estímulo externo, hay algo en el Adagio que asciende al universo y desemboca en un estado de estupor dejando un sabor el cual nunca antes se ha probado, o como ver un color nunca antes visto, por lo tanto es una sensación nueva que no tiene límites ni el tiempo ni en el espacio. A través de esta majestuosa pieza puedes encontrar los diferentes matices en todas sus formas, y también ahí; lo que justifica nuestra condición de Hombres, pues lo representa con un Deber Ser y con un Ser puestos juntos, es decir, despojándolo de un sistema que es del todo antinatural. Quiero decirte Marisol, Bethoveen nos representa de la manera más noble, yendo hasta el fondo y pasando por encima, hasta el ápice de la vida. Quisiera decirte mucho sobre este Adagio, pero no sé si admita todos los atributos, o por el contrario no admita ninguno de ellos.

De Juan P. Para Marisol Garcia. 

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