martes, 23 de octubre de 2018

Pitalito

Las calles son ahora voces de mi memoria,
sobre hombros firmes y largos pasos,
desde esa altura he visto los ocasos
con cierto aroma a paz y a melancol
ía.

Subo y bajo la pared de San Antonio, la iglesia,
me he hecho un amante de su Torre con mis brazos,
 
la vida me ha deparado innumerables casos,
pero ninguno con m
ás fortuna yo contaría.

Allá, la tarde cae y me espera,
despu
és de la noche fría y la húmeda mañana,
all
á está mi casa, hoy tan extrañada.

A mi casa en Pitalito voy si eligiera,
quiero ser enterrado y cesar en mi propia historia,
para que mi ciudad no se haga ceniza en mi memoria.
Juan P.

sábado, 13 de octubre de 2018

Beethoven


Te había hablado de la gran admiración que tengo por este concierto “Emperor” en especial el Adagio llamado “Un poco mosso”. El ser humano ha creado muchas cosas importantes y sorprendentes a lo largo de la historia. Puedes pensar desde la Rueda hasta el LHC, sin embargo, existe esta pieza musical que supera todo convencionalismo, no hay nada más excelso ni nada lo suficientemente exacto que defina lo más esencial y puro del ser humano. Pocas veces uno se encuentra a sí mismo en la intimidad por un estímulo externo, hay algo en el Adagio que asciende al universo y desemboca en un estado de estupor dejando un sabor el cual nunca antes se ha probado, o como ver un color nunca antes visto, por lo tanto es una sensación nueva que no tiene límites ni el tiempo ni en el espacio. A través de esta majestuosa pieza puedes encontrar los diferentes matices en todas sus formas, y también ahí; lo que justifica nuestra condición de Hombres, pues lo representa con un Deber Ser y con un Ser puestos juntos, es decir, despojándolo de un sistema que es del todo antinatural. Quiero decirte Marisol, Bethoveen nos representa de la manera más noble, yendo hasta el fondo y pasando por encima, hasta el ápice de la vida. Quisiera decirte mucho sobre este Adagio, pero no sé si admita todos los atributos, o por el contrario no admita ninguno de ellos.

De Juan P. Para Marisol Garcia. 

miércoles, 3 de octubre de 2018

LOS AÑOS Y UNA MUJER


La manera en la que escucho a mi amigo hablando de su reciente desamor, me ha hecho revivir el mío. Hay una cruel manera de autoflagelación que proporciona la memoria sin siquiera dar aviso, no hay clemencia... Es que la tengo atravesada en mi garganta y no me deja hablar, la tengo atravesada en el pensamiento y no puedo dormir. Sólo puedo decir algo a mi favor. Es que ya no la recuerdo más con amargura o culpa, eso se ha ido y ahora me he quedado con los momentos que el recuerdo espera para volver a verla.

Juan P.
03/10/18