Tan
sólo fue una ilusión, del muchachito aquél que la ha de enamorar, a esa mujer
que aún es una niña y que inesperadamente como regalos del destino, escucha por
los aires de su casa, una bella melodía de una canción que será desde ese
instante en su vida, algo eterno. Esta rubia niña, absorta hasta los huesos por
la belleza que le causa esta canción, sale de su casa y se dirige guiada por la
música hacía la casa de unas vecinas de donde viene tal melodía. Esta niña apenas de 13 añitos pide poner en el toca
discos de sus vecinas las dos canciones, por delante y por detrás, sin cesar,
una y otra vez, se alegra y se conmueve profundamente escuchando a este
cantautor que es nuevo y que será su favorito, ese que será también amado por
los hijos que todavía no existen en su vientre, esos hijos que cantarán a coro
junto a ella las canciones y uno que escribirá este fragmento.
Juan D. P.
17/12/16
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