-Quisiera ser real, quisiera tener un cuerpo, dijo Ted
con un tenue temor irrevocable. Su amigo David mientras escuchaba un Nocturno de Chopin, suspiró y con la mirada apuntando a la inmensidad del mar, dijo: - Amigo mío, no querrás venir a este mundo lleno de miseria y maldad.
-Siempre las mismas palabras, yo quiero experimentarlo, como un ángel en el cielo, que siente envidia del hombre, y mira desde arriba con cierto desdén y recelo. Dijo Ted.
-Que no, te digo! No seas testarudo! No tienes idea que se siente sentir el peso de estar vivo, una vez terminas de sorprenderte, debes luchar sin sentido, tan sólo te esperan días fríos, que traen oscuridad y silencio, el tiempo te arrastra con su velocidad imparable, directo a la humillación.
-No me importa, replicó Ted, debería tener el privilegio, tal como tú lo tienes y lo desprecias ahora.
David, lleno de tristeza, queriendo complacer a su amigo, y al mismo tiempo de persuadirlo, le contestó con sinceridad.
-Pero, aun así... Nunca podrás saborear el tierno y suave rose de una mandarina que humedece con sabor dulce la lengua.
Nunca podrás oler el cuello tibio y escultural de una mujer, de igual forma, tampoco sentirás el peso en los ojos y en tu pecho de la existencia, el conocer el sufrimiento, la enfermedad y la muerte.
Por fortuna o no, seguirás siendo un pensamiento, una idea, la creación de mi mente, y en ella permanecerás como en una cárcel, hasta el día de mi muerte...
-Ted, escuchando esto, abatido en la más profunda tristeza, estremeció el cuerpo de David, y salió en forma de lágrima.
con un tenue temor irrevocable. Su amigo David mientras escuchaba un Nocturno de Chopin, suspiró y con la mirada apuntando a la inmensidad del mar, dijo: - Amigo mío, no querrás venir a este mundo lleno de miseria y maldad.
-Siempre las mismas palabras, yo quiero experimentarlo, como un ángel en el cielo, que siente envidia del hombre, y mira desde arriba con cierto desdén y recelo. Dijo Ted.
-Que no, te digo! No seas testarudo! No tienes idea que se siente sentir el peso de estar vivo, una vez terminas de sorprenderte, debes luchar sin sentido, tan sólo te esperan días fríos, que traen oscuridad y silencio, el tiempo te arrastra con su velocidad imparable, directo a la humillación.
-No me importa, replicó Ted, debería tener el privilegio, tal como tú lo tienes y lo desprecias ahora.
David, lleno de tristeza, queriendo complacer a su amigo, y al mismo tiempo de persuadirlo, le contestó con sinceridad.
-Pero, aun así... Nunca podrás saborear el tierno y suave rose de una mandarina que humedece con sabor dulce la lengua.
Nunca podrás oler el cuello tibio y escultural de una mujer, de igual forma, tampoco sentirás el peso en los ojos y en tu pecho de la existencia, el conocer el sufrimiento, la enfermedad y la muerte.
Por fortuna o no, seguirás siendo un pensamiento, una idea, la creación de mi mente, y en ella permanecerás como en una cárcel, hasta el día de mi muerte...
-Ted, escuchando esto, abatido en la más profunda tristeza, estremeció el cuerpo de David, y salió en forma de lágrima.
Juan D.P.
Saludos desde la Atlántida
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Sep,
09/09/16
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